lunes, 7 de junio de 2010

Lo que está en Juego

Desde hace casi un mes, los ciudadanos europeos, asistimos, en estado de shock a contemplar como los gobiernos desmantelan nuestros estados del Bienestar (incipientes unos, mucho más consolidados otros) delante de nuestras narices. Las conquistas sociales que a lo largo de la historia devinieron en Derechos sociales (más o menos reconocidos) a costa de muchas luchas, se empiezan a diluir como un azucarillo en el café que nos tomamos mientras presenciamos, entre atónitos, incrédulos y temerosos lo que sucede. Las palabras de Eduardo Galeano cuando afirma que el modelo neoliberal nos da la oportunidad de elegir con qué salsa queremos ser cocinados, resuenan fuertemente. Esta vez los cocinados seremos nosotros, los que nos creíamos "a salvo".

Y es que en la burbuja Europea los ciudadanos disfrutábamos (y todavía lo hacemos) de un llamado "Estado del Bienestar" mientras fuera de la burbuja, la violación de derechos sociales, económicos, culturales, políticos, se hacía cotidiana, gigante, tolerada. En alguna medida habíamos asimilado el mensaje de que el precio de nuestro bienestar era que otros no lo tuvieran. En base a ese mensaje fortificábamos nuestras fronteras y también nuestros corazones, paralizábamos nuestras respuestas (salvo excepciones) y congelábamos nuestra mirada, mientras las manos que movían el sistema económico toleraban un limbo en el que los europeos podíamos hacer efectivo un modelo de ciudadanía basado en derechos sociales. Un modelo de ciudadaía social.


Pero el neoliberalismo llama a la puerta de Europa (nunca dejó de hacerlo) y ahora no ya con toques suaves, sino aporreándola. Y exige no únicamente una parte del botín del bienestar. Sino todo. Está hambriento y lo hace notar. Los ciudadanos hemos visto pelar "tantas barbas a nuestros vecinos" que ponemos servilmente a remojar las nuestras, como si no hubiera más remedio que entrar por la vía del despojo de los derechos para satisfacer su apetito

Lo que está en juego no es la adopción de una serie de medidas que, implementadas mejorarán nuestra competitividad y nos ayudarán a crecer , de modo que las migajas de las que disfrutemos en el futuro tengan más calidad. Lo que está en juego es el triunfo final y definitivo de un modelo económico que desprecia todo derecho incompatible con su fin principal: La acumulación del capital ,y que es absolutamente incompatible con toda realidad de ciudadanía basada en los Derechos Humanos.


Ante la tozudez de estos hechos, más o menos voluntariamente ignorados por los "bienestantes" europeos entre los que me incluyo,es hora de volver a "tomar la Bastilla" esta vez por medios más pacíficos y sutiles. Es hora de no callar, de no resignarse, de no permitir.

Es hora de reivindicar la memoria y seguir el ejemplo de todos aquellos ejemplos luminosos de nuestra historia que desde la no violencia , la integridad y coherencia personal ayudaron a consolidar los derechos de que hoy disfrutamos. Aun a costa de su integridad

Es necesario que hagamos lo posible por implementar una nueva ética ciudadana mundial que exija, para cada habitante del planeta, el mismo respeto y disfrute de derechos humanos que un español, un finés o un alemán.

En juego está la supervivencia del ser humano como sujeto de dignidad.

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