Acaba el mes de julio con una cierta sensación de montaña rusa en la que el punto más bajo se produjo con el tremendo ajuste del gobierno español operado en el Consejo de Ministros del pasado 14 de julio (sin presencia, otra vez del Jefe del Gobierno) y convalidado en el Congreso cinco días después (sin presencia del jefe del gobierno) . Ajuste en el que se dio la puntilla definitiva al Estado del Bienestar sin que ello sirviera para que la demanda de "sangre social" por parte de los mercados se aplacara (acuérdense de que la prima de riesgo llegó a estar en los 649 puntos básicos) . Por otro lado el Presidente del banco Central Europeo, apodado como "Supermario" tuvo la benevolencia de aplacar a los mercados con solo una palabra y dar al sufrido y sumiso pueblo español algo de resuello. Gracias, gran señor, embajador oficioso de los mercados, gracias.
En España debería ser obligatorio que los políticos que nos gobiernan no fueran personas que hubieran medrado haciendo carrera política, sino que fueran personas formadas, conocedoras de lo que pasa en la calle, que sintonizaran con lo que pasa. Que gobernaran para el pueblo y no para los mercados. Así se evitaría muchísima frivolidad y se metería menos la pata
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