Existe el riesgo de caer en una serie de trampas que todos los días se nos pone delante.
La trampa de no valorar aquello que somos: ciudadanos con dignidad y derechos, que hemos trabajado y trabajamos para sacar adelante nuestra vida y la de los que dependen de nosotros.
La trampa de creer que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Por cada español que ha derrochado hay al menos cinco que antes, como ahora, han vivido con lo que tienen, previendo posibles riesgos de futuro, no derrochando, no dilapidando
La trampa de contagiarnos de los miedos que agoreros de la economía y la política, ponen en nuestro futuro
La trampa de diluir las responsabilidades de esta crisis. Hay responsables de esta crisis y hay quienes se están aprovechando de la crisis para destruir un modelo de bienestar y convivencia que hemos construido entre todos. Esos son los responsables y ante ellos hay que posicionarse
Es cierto que el gobierno del país está ofreciendo una pésima imagen, que su presidente parece escurrir permanentemente el bulto, que mientras tanto el jefe del Estado se va a cazar elefantes a Botswana en un gesto de "solidaridad" sin precedentes hacia aquellos españoles cuya situacion de desempleo y vulnerabilidad le quita el sueño. Pero frente a estos lamentables ejemplos hay un pueblo noble que merece la pena, que demuestra día a día su saber estar y que no quiere que le quiten sus derechos
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